Bretaña: un viaje entre misterios y leyendas que te cambiarán la vida
Misteriosos menhires, pueblos medievales con encanto, castillos encantados, bosques de leyenda o lugares llenos de historia. Viajar por Bretaña en primavera es descubrir entornos llenos de secretos, rincones de cuento de hadas, paisajes cautivadores y aventuras por vivir, que te cambiará la vida.
El mismo viaje que le cambió la vida a Lucía cuando, al fallecer su padre, descubrió un diario que él guardaba y que tenía por título “El viaje que lo cambió todo”.
Una furgoneta, una libreta, y un secreto, desatan la curiosidad en Lucía para emprender el mismo viaje que hiciera su padre hace más de 30 años y descubrir los misterios que se esconden en la región de Bretaña.
Seguir los pasos del Rey Arturo, caminar por sendas naturales entre restos arqueológicos prehistóricos y recorrer las calles de una ciudad fortaleza. Cada página, cada destino, cada punto de partida hacia la siguiente aventura, forman parte de la propia historia de Lucía, que la joven ha recopilado en un podcast. Bajo el título “Un secreto en Bretaña”, este roadtrip dividido en 5 capítulos, recorre la región de Bretaña y comienza tras las huellas que dejaron los celtas.
Monteneuf, menhires y naturaleza
Rodeado de un patrimonio arqueológico y natural excepcional, empieza este viaje único. Aquí, los orígenes de nuestra civilización se mimetizan con la naturaleza que los rodea: una zona de alineación de menhires, que es el nombre bretón que reciben estas piedras erguidas. En esta zona, los primeros agricultores del Neolítico plantaron más de 420 megalitos en las landas de la región de Brocéliande, un entorno natural que acoge más de 180 especies de animales y 382 vegetales, entre prados, humedales y pantanos de turba.
Brocéliande y la leyenda del Rey Arturo
Sin salir de la región que pone nombre a este bosque, las leyendas artúricas se extienden entre su espesura. Lleno de misterios y seres míticos, fue hogar del hada Viviana, y lugar donde conoció al mago Merlín. Precisamente en el bosque de Brocéliande nace la leyenda del rey Arturo y donde el caballero Lancelot creció. También es la puerta de entrada al Valle sin retorno, y donde se puede visitar el castillo de Comper, ocupado en el siglo IX por el rey Salomón, el estanque del Espejo de las Hadas, la fuente de burbujas de Barenton y la fuente de la Juventud.
Concarneau, un paseo por la costa, la historia y el arte
Rodeado de una de las bahías más bonitas de Francia, este enclave amurallado del siglo XIV, mantiene una intensa vida portuaria. Desde la animada actividad de los barcos de pesca y la posterior subasta pública de lo capturado tras la faena, hasta las playas de arena fina y el puerto deportivo, forman un escenario perfecto para realizar actividades náuticas y de recreo. Junto a esta parte más moderna del pueblo, destaca, sin duda, uno de los lugares más visitados de Bretaña: la llamada vile-close o pueblo amurallado, que se levanta sobre un islote unido a Concarneau por dos pequeños puentes.
Quimper, una ciudad sorprendente
Capital histórica de Cornualles, mezcla sus orígenes medievales con arquitectura art decó y modernista. La ciudad conecta con el océano Atlántico a través del río Odet, una vía que impulsó el tráfico fluvial, y por tanto el brillante pasado de la ciudad. Aquí Lucía, como hiciera su padre años antes, paseará por el barrio de artesanos de Locmaria, las galerías de arte abstracto y tiendas de antigüedades, el museo de Bellas Artes, que alberga obras de la escuela de Pont-Aven, lo que le convierte en uno de los más completos de Francia, o reponer fuerzas en el mercado y probar alguna de sus delicias locales: galettes y crepes finas.
Brest, la puerta del Atlántico
La ciudad sufrió duramente los bombardeos de 1944, pero supo levantarse de nuevo y reinventarse con una arquitectura moderna que integra otros estilos como el modernismo, neoclasicismo, art nouveau y art déco. Aunque Lucía llegará a esta ciudad conocida como Ville d’art et d’histoire, o Ciudad de arte y de historia, por otros medios, quienes viajen desde Málaga y desde Barcelona podrán optar por volar directamente a través de la nueva ruta abierta por Volotea. Aquí, la joven narrará en el podcast, el paseo por el gran dique del puerto comercial que la llevó junto al castillo y el Museo de la Marina. Cerca de allí, al oeste de Brest, sentirá la misma fascinación que vivió su padre por los faros al ver el del Petit Minou o visitar el de Île Vierge.
Ruta de los faros
Los guardianes de los mares. Ver un amanecer desde lo alto de un faro es una de esas sensaciones indescriptibles, que hay que vivir una vez en la vida, aunque aquí lo difícil es elegir cuál, porque las costas de Bretaña concentran el mayor número de faros del mundo. Desde el faro de Stiff, en la isla de Ouessant, en funcionamiento desde 1700, el faro bretón más antiguo que continúa activo, hasta el de Saint-Mathieu, construido las ruinas de una antigua abadía, son muchísimas las opciones.
Saint Malo, la joya de los corsarios
Esta ciudad tiene dos caras: intramuros y extramuros. La primera de ellas, se encierra tras las murallas de granito, desde el siglo XII su casco antiguo y sus callejuelas. Su puerto hizo florecer esta ciudad en el siglo XIV. Su historia de armadores y corsarios, incluye entre su listado de nombres destacados a Jacques Cartier, descubridor en el siglo XVI de Canadá, y al corsario francés Robert Surcouf, personaje de leyenda al servicio del rey. La otra, ofrece naturaleza exuberante, el rugir de los rompeolas de las playas, y un montón de rutas para descubrir andando o en bicicleta. También alberga numerosos restaurantes de chefs creativos y acoge el festival La route du rock, que contribuyen al dinamismo de la ciudad. Además, en cualquier temporada del año, es un lugar ideal para practicar deportes acuáticos, especialmente deportes de tabla.
Lucía vivirá en cada etapa todo lo que cautivó a su padre y qué hubo detrás del viaje que, según su padre, lo cambió todo. Un viaje que, como a ella, también te cambiará a ti.